Comprar una casa no es un paseo por las nubes. Las dinámicas de la vida cotidiana, los precios que impone el mercado y nuestras propias expectativas son elementos difíciles de conjugar a la hora de adquirir una nueva propiedad.
Un antiguo proverbio reza que “la primera impresión es la que vale”, por eso la visita inicial que realices a una casa para una probable compra, es crucial. ¿Qué debes tener en cuenta? ¿Qué tipos de preguntas no debes olvidar? El artículo de hoy pretende ser tu mejor manual para el primer acercamiento a la casa que quieres convertir en un hogar.
Planifica la visita. No te presentes sin haber concertado previamente con los dueños. Aunque en muchos casos, ellos facilitan la dirección exacta en los anuncios, debes entender que eso no significa que puedes aparecerte en cualquier momento, porque podría poner en riesgo un potencial acuerdo. En cambio, se aconseja que llames con varios días de antelación y propongas un recorrido que no dure menos de una hora. Ese tiempo es el mínimo indispensable para hacer una evaluación correcta del inmueble. Si crees que con solo una visita no ha sido suficiente, no dudes en proponer un segundo encuentro. Si el vendedor es inteligente comprenderá que estás seriamente interesado y eso pondrá de buen ánimo la comunicación.
Lleva compañía. Si te presentas con una o dos personas, tendrás mayor número de valoraciones a tener en cuenta en aspectos que quizás no te percataste. Hay personas que, incluso, buscan un amigo arquitecto o ingeniero, con la garantía de una opinión legítima y una mejor asesoría sobre la calidad del lugar y las posibilidades de remodelación. También te evitarás tomar una decisión impulsiva. Puedes realizar varias visitas con personas de diferente edad, profesión, etc.
Sin temor a las preguntas. La compra es una decisión suficientemente importante por lo que debes tomarte tu tiempo. Averigua (preguntándole no solo al vendedor) cómo es la comunidad, si la zona es segura o si ha habido robos. Además debes informarte sobre las vías de acceso y los medios de transporte que te podrían acercar a tu trabajo. En caso de tener niños ten en cuenta si es un barrio con espacios destinados a los infantes (escuelas, parques). Hay otro tipo de preguntas que puede resultar más incómodas, pero son igual o más importantes que las anteriores: ¿por qué razones están vendiendo el inmueble? ¿cuál es el estado legal de la casa? Sé enfático en este punto, así los vendedores sabrán que no aceptarás ningún truco engañoso.
Ve preparado. Toma todas las notas posibles durante la visita, ya sea en tu celular o con papel y lápiz. Esto no tiene por qué apenarte, así el dueño comprenderá que eres detallista y no podrá tergiversar la verdad. Haz fotografías de todo lo que te suscite interés, para luego poder repasarlo con más calma. También puedes utilizar una cinta métrica para tomar las medidas de los espacios, sobre todo si te interesa realizar remodelaciones o si tienes equipos y muebles muy grandes. Además de los detalles objetivos anota todo lo que te trasmita la casa a nivel emotivo: olores, sensaciones y perspectivas al pasear por el interior y el exterior del lugar, e intenta imaginarte en tus rutinas diarias.
Revisar, revisar, revisar. Sé observador en el estado de las escaleras, techos, cubiertas y pisos. Busca con intencionalidad posibles grietas, exceso de humedad o filtraciones. Si a simple vista la casa parece recién pintada pregunta los motivos ya que en muchas ocasiones personas deshonestas intentan cubrir problemas de este tipo. También fíjate en el correcto funcionamiento de los sistemas imprescindibles (agua, luz y gas), para conocer el estado de grifos, tuberías, enchufes y cableados. Debes prestar atención a los ruidos ambientales, el tráfico, la zona residencial y pregunta sobre la recogida de basuras y si existen afectaciones en la entrada de agua y cortes programados de electricidad.
Regateo. Esto debes hacerlo con inteligencia y sin pretender engañar a los vendedores. Recuerda que se trata de una transacción en la que ambas partes deben terminar satisfechas. Has una investigación previa sobre los precios en el mercado para que tengas una idea de cuánto puedes proponer por debajo del precio inicial. Averigua más sobre el inmueble, que tiempo lleva en venta. También puedes indagar si el vendedor tiene apuros debido a una fecha que se acerque, dígase un cambio de trabajo o la salida del país. Muéstrate interesado pero sin dar nada por sentado, todo ello sin ser arrogante. Recuerda que tienes más posibilidades de que acepten una oferta por debajo de la cifra original si el dueño ha tenido alguna decepción tras la retirada de un potencial comprador.
No te enamores antes de tiempo. Debes repetirte esto si luego de la primera visita has quedado “encandilado”. A menudo encontramos una casa hermosa y nos precipitamos a comprarla antes de hacer valoraciones objetivas. Debes hacer una oferta razonable y esperar. Si no la aceptan, sigue buscando otros lugares, pero no te conviertas en víctima de precios exorbitantes o que afectarán duramente tus finanzas. Además, una casa bonita no puede ser el único elemento a tomar en cuenta. Debes contar con la aprobación del resto de las personas que habitarán contigo el lugar, incluyendo los niños. Recuerda que más que una casa debes construir un hogar.