El ambiente de cambios en Cuba se aprecia, se “siente” en muchas esferas. Pero donde más se ve, es en cómo los nuevos restaurantes han empezado a formar parte del paisaje urbanístico de nuestra ciudad. Y hay uno en especial, con una historia para contar.
Acercarse a la esquina de 15 y 60, en Playa, le puede dar una agradable sorpresa: el otrora Soda 52, reabre sus puertas, pero solo de nombre.
Se trata de una de las nuevas modalidades, ya probada en otros lugares, donde locales con una historia en la cultura culinaria local, reconocidos por la población, han sido seleccionados por las autoridades del Ministerio del Interior y el Consejo de Administración Provincial, para otorgárselas en calidad de arrendamiento a cooperativas no agropecuarias o de servicios. Por eso, este sigue siendo el Soda 52, el de siempre.
Sin embargo, basta apenas una rápida mirada para saber que definitivamente, ahí las cosas han cambiado: los colores del lugar, el mobiliario, nuevas y sonrientes caras que te dan la bienvenida, son solo algunos de los secretos que ahora nos revela este sitio, manteniendo como misión de vida, brindarle a la población lugareña la mejor oferta posible.
Es por ello, que Frank Moreno, quien preside esta nueva cooperativa, nos recibe con la sonrisa y la certeza de que llevan cada uno de los anfitriones de Soda 52, convencidos de que van a lograr el triunfo con su esfuerzo y sus inmensos deseos de trabajar. Y no cejarán hasta demostrar que pueden ser eficientes y atractivos.
No se deje llevar porque vea las puertas cerradas, empuje, entre, y junto con el aire fresco, sentirá que llegó a un lugar la mar de agradable.
El Bar, que ya se ve desde afuera, invita. La barra, ubicada en el mismo centro, es la primera anfitriona, y detrás del mostrador, la figura sobria, sonriente y calmada – al más puro estilo tradicional- del barman, invitándolo a probar lo mejor de la coctelería internacional, y sobre todo, de la cubana.
Él es quien nos revela que, a pesar del poco tiempo, las solicitudes de piña colada, han roto las previsiones; y lo mismo el tinto de verano, que en los últimos tiempos, se ha hecho tan popular, por lo fresco que resulta al paladar, sobre todo entre los más jóvenes. Pero igual, sigue manteniendo su señorío en temas de cocteles, el tan conocido y ancestral mojito.
A ambos lados están las mesas, dispuestas en pequeños espacios que llaman a la intimidad y hasta al romance. Y es que, al decir de Conrado, quien estaba almorzando con su hijo y sus nietos, ese mobiliario –los tan conocidos pullman- además de todo, les permite disfrutar en familia sin muchos contratiempos, lo dice mientras intercambia una paternal mirada hacia el más pequeño de casa, quien, desde su sillita característica, sonríe cuando nos acercamos a ellos, y a su modo, disfruta del ambiente hogareño que encuentran fuera de su casa.
Frank nos comenta que ha tenido mucha aceptación la manera en que están colocadas las mesas, pues permite acercarse a los distintos espacios sin tener que circular entre ellas, ni interrumpir a otros clientes que estén allí.
La maravilla de ese ambiente intimista es algo que también confirman Tony y Yamile, que desde otra mesa, afirman que un amigo se los recomendó, y de saberlo, hubieran ido mejor en la noche, pues una cena en un lugar como este, es perfecto para momentos de acercamiento, uno al lado del otro, donde el espacio para el romance se percibe en el aire.
Recomiendan sin lugar a dudas, la paella mar y tierra, que con su peculiar mezcla de sabores y aromas, los ha cautivado, en gran medida por la mixtura perfecta al paladar de los mariscos y las carnes, mezcladas con las especias.
La oferta de menú, que abarca las modalidades Cafetería, Bar y Restaurante, se caracteriza por conjugar los tradicionales sabores de la comida cubana –criolla, precisa Ahmed, el chef- y lo más conocido y popular de la comida internacional. Y todo con precios muy accesibles a los clientes nacionales, sobre todo en el entorno más inmediato, que como afirman sus hacedores, constituye el primer público al que quieren llegar.
Este lugar, ubicado en esta intersección tranquila, alejado del bullicio de la ciudad que lo rodea, se alza como un oasis. Lléguese a cualquier día entre martes y domingo, y a cualquier hora, y los encontrará dispuestos a servirle. No leyó mal, están abiertos las 24 horas.
Y para amenizar, ya cuentan con un espectáculo humorístico, cada martes, con la actuación de Juan Karlos el Gordo, lo que constituye un atractivo más del lugar. Y comentan que sólo es el inicio, pues los planes que tienen son tantos, que ya están pensando hasta en ofertas especiales para días señalados.
Soda 52 sorprende por la innovación, la sencillez en cada creación culinaria, pero sobre todo, por lograr el regreso de cada uno de sus visitantes, convencidos de que con los pies en la tierra, también se puede volar.