Sí, es un restaurante chino, pero no tiene nada que ver con los tan conocidos del tradicional barrio de Centro Habana. Este abrió sus puertas en abril del 2013 y se encuentra en Miramar, específicamente en 3ra. A, entre 84 y 86. Y a pesar del bullicio de una zona caracterizada por el Centro de Negocios y los hoteles aledaños, la atmósfera en Chino Lam vive su propia armonía.
Llegar y encontrarse con un espacio sobrio es la primera señal de que has llegado a un verdadero hogar asiático. Para Rafael Lam, su dueño, el diseño interior supuso el primer homenaje a la tierra de sus ancestros. “Por eso intentamos evitar los artificios y el ambiente recargado con las ya consabidas imágenes de dragones y linternas rojas. No es la legendaria China que queremos mostrar”. En cambio, en Chino Lam la decoración minimalista busca otorgarle a la creación culinaria y a los comensales el protagonismo por encima de cualquier elemento superficial.
El Restaurante tiene ese nombre por tradición familiar, y sus fundadores han decidido mantenerlo en memoria del abuelo cantonés, quien allá por los albores del siglo pasado emigró a la isla, se asentó en Pinar del Río y fundó varios negocios que se llamaban así mismo. Inspirados en este ejemplo de incansable esfuerzo y trabajo, sus descendientes siempre tuvieron la idea de tener su propio Restaurante. De este abuelo, aprendió su hijo, quien fue el promotor y cocinero del servicio de comida a domicilio, -con la ayuda de su propio hijo, Rafael-, y al que se dedicaron por varios años… mientras construían el restaurante.
Pero Rafael decidió dedicarse a la cocina en cuerpo y alma, y lo tomó en serio y con profesionalidad. Ya había heredado de su padre las destrezas de la tradición gastronómica cantonesa, las que perfeccionó a través de la academia culinaria cubana. La práctica lo acompañaría en los tiempos posteriores, y un día despertó sabiendo a ciencia cierta, que podía empezar su propia aventura. Hoy vive el desafío diario de ser el dueño y chef principal de un Restaurante que no deja de innovar y crecer con cada amanecer habanero.
Por diversas razones, la comida china, y por extensión la asiática, es muy popular en Cuba. Pero Chino Lam es además, un lugar donde la comida internacional logra entretejerse con un menú enfocado en las elaboraciones que fusionan sabores y nutrientes. En este sentido, la comida cubana juega un papel fundamental, siendo una exigencia constante de los clientes más habituales, sobre todo en fechas señaladas, donde los comensales más leales, siguen apostando por este espacio.
Ejemplo de estas creaciones son los Caprichos del Chef, especialidad de la casa que ha ido ganando seguidores por la combinación casi perfecta de carnes y delicias del mar, con un arroz preparado con especias y vegetales. Fue esa una de las peticiones de Teresa Chion, cubana de ascendencia china que vive actualmente en Miami, pero que a su paso por La Habana en noviembre pasado, no dudó en llegarse a este lugar: “Fuimos porque no los habían recomendado: fue una grata sorpresa, el sitio es acogedor, el trato excelente y la comida variada y exquisita”.
Cuenta Rafael que el arroz frito también mantiene cierta supremacía en las solicitudes, pero aquí se combina de manera sui géneris, con el “capricho del Chef”. Y podría decirse que este es el plato insigne, pues ofrece infinitas variantes y combinaciones, lo que le permite al chef poner en práctica y demostrar toda su creatividad y arte en la cocina, siempre complaciendo las peticiones de los clientes y sobre todo, respetando la tan milenaria tradición oriental. Rafael sonríe y afirma con la satisfacción en el rostro: “El mejor logro es que los clientes de origen asiático sienten la reminiscencia de los sabores de su tierra. Esa es quizás la mejor alegría y atractivo del lugar”.
Tal vez por esa razón, Chino Lam es frecuentado por muchos diplomáticos provenientes del continente asiático, quienes afortunadamente siempre expresan sus impresiones. “Siempre se han ido complacidos, y por eso regresan continuamente. ¿Qué más se puede pedir?”, confiesa con una sonrisa.
En el horario del mediodía y la tarde, predominan los grupos de ejecutivos, pues el ambiente tranquilo y sobrio estimula la concurrencia para almuerzos de trabajo. Y es que con la cercanía del centro de negocios, donde hay tantas oficinas, sumado a la variedad de ofertas que brindan, les ha permitido convertirse en asiduos del lugar. Sin embargo, la mayoría de los clientes prefieren venir con sus familias. De ahí que el espacioso lugar se torne pequeño cuando en una misma mesa concurren varias generaciones. No obstante, el servicio de Chino Lam, que de cierto modo se ha convertido en una familia, siempre se encarga de complacerlos a todos personalizadamente. Esa fue la impresión que se llevó el español Gabriel Lara, quien en 2017 reconoció en la plataforma de viajes Tripadvisor: “Pasé un día antes por curiosidad, y hoy fui con unos amigos y me llevé una grata sorpresa: el servicio fue rápido y afable, los sabores excepcionales y los precios aceptables. Gracias a todos por regalarme una tarde así”.
La coctelería es otro de los atractivos, que ofrece toda la amplia gama del bar internacional. Las preferencias en este aspecto, varían de acuerdo a los públicos, pero siguen siendo muy demandados el mojito cubano, la piña colada y la sangría.
Con esta dinámica renovadora y al mismo tiempo respetuosa de la más alta tradición asiática, se erige Chino Lam. El tiempo no ha hecho mella en la calidad de las ofertas, sino que ha servido como experiencia idónea para revitalizarse, sirviéndole como desafío a todos los que allí laboran, que con cada salida del sol, el restaurante siga manteniendo viva la cultura culinaria del primer Lam que pisó esta tierra.