Si tienes un negocio que potenciar, lee este testimonio de un emprendedor que entendió el secreto del éxito.
“El que quiera tener clientes porque vende barato no entiende de qué va esto”. Hace casi diez años cuando me dieron este consejo y creo que no aprecié su magnitud, su importancia. Lo cierto es que, nunca lo olvidé y lo he tenido presente desde entonces. También he de admitir que mi emprendimiento me enseñó que para muchos emprendedores existen varias etapas.
Cobrar barato: porque están comenzando y necesitan hacerse lo antes posible de una cuota de mercado.
Cobrar solo el costo del material: cuando están aprendiendo o perfeccionando su técnica y cubren el gasto del aprendizaje con el cliente.
Cobrar lo que realmente es: cuando la experiencia y la calidad del trabajo lo avala. He aquí donde el consejo cobra sentido porque cada vez que alguien que, se ha preparado, ha invertido tiempo y dinero en perfeccionar sus habilidades cobra menos de lo que realmente vale su trabajo, no solo le resta valor a su tiempo, su conocimiento o talento, sino que su vez le resta méritos al trabajo de todo un gremio.
Si algo he aprendido es que el precio es un requisito importante para lograr una venta, pero no el primordial. Siempre aparecerá alguien dispuesto a hacer un trabajo “similar” al tuyo por menos dinero y es ahí en lo “similar” donde está la diferencia.
Mi experiencia es que nunca tuve los precios más bajos del mercado, creo que mi negocio estaba más cerca de ser de los más caros; y lo sabíamos, por eso estábamos dispuestos a hacer lo no hacía el resto: trabajar de madrugada para pedidos exprés, nunca decir que éramos incapaces de resolverle un problema al cliente, olvidarnos de los fines de semana, y trabajar siempre que nos fuera posible con materiales de primera calidad.
La primera vez que me dijeron “Ustedes son caros, pero vengo aquí porque lo soluciono todo”, sonreí y me vino a la cabeza aquel consejo: “El que quiera tener clientes porque vende barato no entiende de qué va esto”.
Tomado de Negolution.