Regla número 1: Declara la ‘guerra’ a todos los objetos no identificados.
Primero, observa con atención el “campo de batalla” (mesilla de noche, pavimento, estantes, escritorio…) para identificar a los intrusos. Y, una vez localizados, declárales la “guerra”. Los libros irán a la librería, las revistas a las estanterías, las cartas al cajón correspondiente y los restos de las tardes de televisión (papeles, envases, latas…) a su papelera. Si hay algún elemento no identificado, encuéntrale su lugar, de donde, de ahora en adelante, no podrán escapar.
Regla número 2: Haz la cama todas las mañanas
La cama es la pieza central del dormitorio de matrimonio, así que cuando se almacena la ropa sobre ella, se nota, y mucho. Por eso, acostúmbrate a poner colchas y almohadas en su lugar todas las mañanas, incluso aunque apenas la hayas deshecho. Estira la sábana, da volumen a tus cojines, borra los pliegues antiestéticos… Te aseguramos que dormirás mejor y te despertarás con mejor ánimo.
Regla número 3: Guarda la ropa tendida en la habitación
Todos conocemos este fenómeno ‘extraño’ de la ropa que se acumula en la silla, la cama y, a veces, incluso en el suelo. Para evitar ser invadidas, muéstrales quién es el líder, recogiéndola y agrupándola en dos montones. En la pila izquierda irá la ropa sucia y en la de la derecha la limpia. ¿Alguna duda?
Regla número 4: Invierte en un buen armario
Un armario con todo lo necesario para hacerte el día a día más fácil, y en el que seas capaz de encontrar todo a la primera. Distribúyelo según tus necesidades. Para ello, antes de nada, revisa el interior para ver si necesitas alguna barra extra o un zapatero más grande, por ejemplo. Después, ordena sabiendo que lo que te pones a diario, tiene que estar más a mano, mientras que lo de fuera de temporada, puede ir en los estantes más altos.
Regla número 5: Ordena tus cosas regularmente
¿Qué regalar, qué conservar, qué vender, qué tirar, qué almacenar? Para responder a este dilema, trata de mantener solo la ropa, los libros y los accesorios que realmente usas y aquellos, como dice Marie Kondo, que te proporcionan alegría. Estos pantalones que han estado durmiendo en el armario desde el día de su compra, unos zapatos ‘vintage’… ¿Realmente los necesitas? Si duda más de 10 segundos antes de responder, la respuesta es no. Despeja, obtendrás nuevas energía, más espacio y comodidad.
Regla número 6: No esperes a que tu dormitorio parezca un bazar
Si el efecto ‘yoyó’ amenaza el orden de la habitación (y de la casa), es posible que tu espacio vital aún esté demasiado lleno. Para desterrar el desorden para siempre, el almacenamiento debe convertirse en un hábito de tu vida cotidiana, un estado mental y una filosofía de vida. No se trata de darte la paliza, sufrir, como si se tratase de una dieta milagro, y después de conseguido, dejarte llevar nuevamente. El mantenimiento es clave.
Regla número 7: Apuesta por accesorios de almacenamiento inteligente
¿La ropa se desborda en el armario o no sabes dónde dejar lo que te vas a poner al día siguiente? La solución está delante de ti. Desde ganchos a percheros, baldas, cajas debajo de la cama… Todos los accesorios que te ayudan a optimizar el almacenamiento de la habitación. No olvides que las mesillas de noche pueden darte mucho juego, especialmente si tienen varios cajones.
Regla número 8: Organiza adecuadamente
Si encontrar algo en tu dormitorio es tan difícil como hallar una aguja en un pajar, es el momento de tomar cartas en el asunto. Para lograr la armonía doméstica, tus armarios y vestidores deben estar bien vestidos. Cuelga tanta ropa como puedas, eso sí, dejando que las prendas respiren, y dobla el resto, con el método KonMari u otro. Prueba a hacerlo por categorías.
Regla número 9: ¡Vivan los muebles con más de una función!
Y las camas con cajones, en las que puedes guardar desde sábanas y fundas hasta los jerséis que no vas a ponerte durante el verano. Si tienes que adquirir alguna pieza para tu dormitorio, piensa en todas las posibilidades que tienen los cabeceros con ‘truco’ o las mesillas de noche que tienen casi tanta capacidad como una cómoda.
Regla número 10: Lo pequeño también existe
Cajas, bandejas, colgadores de bolsos… No hay nada peor que abrir un cajón y encontrarte con miles de pequeños objetos, desde un anillo hasta las entradas del Sónar de este año, campando libre y sin orden ni concierto. ¡El síndrome de Diógenes te persigue, no dejes que te alcance!
Tomado de www.hola.com